domingo, 11 de diciembre de 2011

Hacia la matanza del lunes 7 de enero de 1907:

Gracias a que muchos de los obreros que trabajaban en el Valle de Orizaba habían trabajado en labores textiles llevaron consigo una experiencia organizativa por lo que el Presidente Díaz consideraba que las empresas industriales traían prosperidad a la nación y a sus trabajadores y que, por lo tanto, merecían su ayuda. Sin embargo, en el año de 1906 el descontento de los obreros alcanzó una cima que se reflejó en diversas formas: huelgas, publicación de artículos en los periódicos y la formación del Gran Círculo de Obreros Libres (GCOL).
A principios de 1906 un grupo de trabajadores de la fábrica de Río Blanco comenzó a reunirse regularmente en la casa de Andrés Mota para discutir sobre la necesidad de formar una organización obrera más militante; por lo que en abril de 1906 se creó el GCOL, uno de sus objetivos era organizar a los obreros contra el capitalismo y contra la dictadura de Porfirio Díaz, su presidente fue Manuel Ávila pero al mes murió y su lugar lo tomó José Neira.
Ante las huelgas y con los diversos artículos en los periódicos, el Presidente Díaz ordenó al Gobernador Dehesa investigar si era cierto que en las fábricas del Estado de Veracruz se estaban trabajando turnos de quince horas; poder otra parte, el jefe político, Carlos Herrera buscó la conciliación de todos los intereses, ordenó inmediatamente a las autoridades de los municipios que sacaran de las fábricas a los niños y que se obligara a sus padres inscribirlos a la escuela; los obreros aplaudieron tal decisión.
Para el 12 de agosto de 1906 y después de que José Neira huyera de Orizaba José Morales quedó como presidente del nuevo GCOL y sus metas eran abolir las multas arbitrarias que las fábricas imponían, como el maltrato que a menudo los obreros sufrían a manos de sus superiores. Con el nuevo GCOL y después de diversas huelgas los cambios se hicieron evidentes ya que antes de 1906 los obreros de las fábricas eran generalmente llamados “operarios” y después se les llamaba “obreros”.
El 3 de enero del 1907, el Presidente Porfirio Díaz prometió a los obreros que se estableciera una lista uniforme de salarios, de modo que empleos similares recibieran pagos similares. También prometió que los reglamentos de las fábricas serían estudiados con el fin de mejorar las condiciones de trabajo. No se suprimieron las multas, pero se dijo que los fondos de éstas serían para favorecer a las viudas y a los huérfanos. Los médicos serían pagados por las compañías y no por los descuentos de los obreros. Las fábricas no contratarían niños menores de 7 años y se mejorarían las escuelas. Los trabajadores podrían recibir invitados a las casas que les rentaban las compañías.
Pero hubo algo que no les pareció a los obreros ya que cada trabajador llevaría un cuaderno en donde se anotaría su conducta el cual sería revisado en cada fábrica que quisiera ser contratado por lo que consideraban que les perjudicaría; además los obreros se tenían que comprometerse a no declarar huelgas. Si tenían una queja, debían presentarla por escrito personalmente al gerente de la fábrica, quien le daría la respuesta en un plazo no mayor a 2 semanas; de lo contrario, el obrero podría dejar el trabajo.
Una vez tomada la decisión por el presidente Díaz, los obreros se reunieron el domingo 6 de enero de 1907 en el teatro Gorostiza para enterarse de lo dicho por el presidente. En el teatro surgieron gritos en su contra. A la mañana siguiente, los obreros debían volver al trabajo, pero en el Valle de Orizaba muy pocos lo hicieron. Los obreros y las mujeres de sus familias se reunieron a la puerta de las fábricas para convencer a otros de no trabajar. Esa mañana, a la entrada de Río Blanco, se reunió una multitud y los ánimos fueron elevándose. Comenzaron entonces una serie de sucesos que tendrían consecuencias trágicas.
Al parecer algunas mujeres a quienes se les había negado crédito y que tal vez habían sido insultadas por los empleados de la tienda de la compañía, propiedad de Víctor Garcín, por lo que los trabajadores invadieron la tienda. Cuando los empleados vieron que la muchedumbre se lanzaba sobre ellos, dispararon varias veces, matando a un obrero. La gente, furiosa, rompió algunas ventanas, saqueó la tienda y le prendió fuego.
Tiempo después, una multitud de más de 1,000 personas marchó hacia Nogales, donde saqueó 2 casas de empeño y liberó a los presos de la cárcel municipal. Más adelante, los obreros saquearon e incendiaron el Centro Comercial, también propiedad de Garcín. Allí, les salieron al encuentro tropas del 13º batallón, que abrieron fuego contra la multitud, matando a 6 obreros e hiriendo a otros.
No obstante, la muchedumbre siguió marchando y saqueó e incendió otra tienda, El Puerto de Veracruz, también en Nogales. Por último, los obreros llegaron a Santa Rosa, donde saquearon y quemaron El Modelo, propiedad de Víctor Garcín. Toda parece indicar que la furia era en contra de Garcín más que hacia las tiendas de raya.
Más avanzado ese mismo día y al día siguiente continuó la matanza. Algunos obreros fueron perseguidos por los cerros cercanos, otros fueron ejecutados a la vista de sus camaradas. Se hicieron ejecuciones de los líderes del GCOL, frente a las ruinas de cada tienda quemada. Fueron muertos entre 50 y 70 obreros mientras más de 200 eran encarcelados.

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