domingo, 11 de diciembre de 2011

Inicios:

          Todo comenzó hacia el Siglo XIX cuando el valle de Orizaba viviría un espectacular cambio en la industria que originaría que se le llamara a esa región “Manchester de México”.
            El Estado de Veracruz era un buen sitio para los capitalistas franceses, puesto que el gobierno otorgaba concesiones de agua mismas que permitían el funcionamiento de las máquinas de la industria textil; además los impuestos serían bajos e inclusive nulos. El Valle de Orizaba reunían las condiciones óptimas para la instalación de empresas textiles: no sólo por estar cerca del Pico de Orizaba y por tener una buena abundancia de agua, sino por el clima que permitía la confección de telas de textura muy fina. Las aguas de Río Blanco resultaron muy serviciales para tales fines.  
          El sector textil sería el que mayor crecimiento tuviera en esa época. Serían dos las compañías textiles las más importantes en el Valle de Orizaba y que permitieron este gran crecimiento; una era la Compañía Industrial de Orizaba Anónima (CIDOSA) la cual se creó en 1889 siendo su principal socio Joseph Tron y otra la Compañía Industrial Veracruzana Sociedad Anónima (CIVSA) creada en 1896 por una asociación Barcelonnette su principal socio sería Alejandro Reynaud, ambas fueron creadas por comerciantes originarios de Barcelonnete, Francia; los cuales llegaron a territorio Veracruzano porque en su país su economía entró en crisis debido a que en 1850 su artesanía de lana bajó su producción obligando a muchos a migrar a diferentes partes del mundo. Ambas empresas fueron inauguradas por el Presidente Porfirio Díaz.
      A fines del Siglo XIX serían los llamados “comerciantes-financieros” quienes desempeñarían un papel fundamental en la creación de las más importantes empresas del ramo textil. En el Porfiriato, para abrir una empresa con grandes dimensiones y con tecnología moderna como lo serían las antes mencionadas se necesitaba de una gran inversión en millones de pesos e inclusive de dólares.
        Las dos empresas (CIVSA Y CIDOSA) ocuparían casi ocho mil personas como empleados y trabajadores, se establecieron en lugares despoblados. De hecho con su fundación habían dado nacimiento a dos poblaciones que nacieron por decisión industrial: Tenango de Río Blanco y Santa Rosa Necoxtla. Como los poblados eran pequeños y la demanda de personal para las fábricas era demasiado varios trabajadores llegaron a Orizaba proviniendo de estados como México, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Guanajuato, Michoacán y Querétaro. 

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